Linda Thomas-Greenfield, la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, viajó al país sudamericano en busca del apoyo de Lula da Silva.

Meses después de que el primer ministro de Haití y la ONU pidieran una intervención internacional en ese país del Caribe arrasado por la violencia, las potencias mundiales buscan nuevas ideas sin que ningún país esté dispuesto a liderar una fuerza.

En su más reciente esfuerzo, una alta funcionaria de Washington trató de hacer avances sobre Haití en una visita a Brasil, país que encabezó una misión anterior dirigida por la ONU y miembro del Consejo de Seguridad.

Linda Thomas-Greenfield, la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, dijo que se fue con la opinión de que Brasil, bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, «se preocupa por Haití».

«Ellos quieren ver algo realizado y se comprometieron a trabajar con nosotros en el Consejo de Seguridad para encontrar un camino hacia adelante», dijo a la AFP Thomas-Greenfield en su avión de regreso desde Brasilia.

«Estamos haciendo avances, pero estamos todos frustrados porque no hemos podido hacer progresos más rápidamente«, explicó.

Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, se ha visto devastada por las crisis coyunturales de seguridad, política y salud y por las bandas armadas que controlan buena parte de la capital, Puerto Príncipe.